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Inicio >> Enfermedades comunes >> Uveítis
Por Christian Cabo. Licenciado en Veterinaria por la Universidad de León. Diploma de postgrado en oftalmología veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid. Miembro de la Sociedad Europea de Oftalmología veterinaria y de la Asociación Británica (ESVO y BrAVO).
Si notas que tu perro o gato tiene el ojo rojo e hinchado, tu mascota puede padecer uveítis. En este post te vamos a dar toda la información sobre esta enfermedad ocular que afecta a todo tipo de mascotas como perros o gatos .
La uveítis es una inflamación de la úvea, la capa intermedia del ojo compuesta por el iris, el cuerpo ciliar y la coroides. Es una afección grave que puede afectar la visión de nuestras mascotas si no se trata a tiempo.
La úvea es fundamental para el funcionamiento ocular, ya que regula la cantidad de luz que entra en el ojo y mantiene un ambiente adecuado para la retina. Su inflamación puede derivar en complicaciones serias como glaucoma o desprendimiento de retina.
Los síntomas de la uveítis en gatos suelen presentar signos más sutiles, y pueden pasar desapercibidos en las primeras fases. Uno de los signos más significativos es el cambio de la coloración del iris, que puede volverse más apagado o presentar zonas de pigmentación anormal.
Por el contrario, los síntomas de uveítis perros son mucho más evidentes y a menudo doloroso. Es común que presenten lagrimeo excesivo, enrojecimiento ocular y cierre del ojo afectado.
La uveítis no siempre se presenta de la misma forma. Dependiendo de la zona del ojo afectada, se clasifica en distintos tipos. A continuación, veremos cuáles son los tipos de uveítis que pueden aparecer en perros y gatos.
La uveítis anterior es una inflamación que afecta principalmente al iris y al cuerpo ciliar, estructuras localizadas en la parte frontal del ojo. Se trata de la forma más común de uveítis en animales de compañía.
Entre los signos clínicos más frecuentes se incluyen el dolor ocular (evidenciado por blefaroespasmo, lagrimeo excesivo o frotamiento del ojo), la fotofobia (intolerancia a la luz), el enrojecimiento conjuntival y episcleral, y la disminución de la visión. También pueden observarse miosis (contracción de la pupila), disminución de la presión intraocular, y en casos avanzados, la presencia de precipitados queráticos en la córnea o proteínas y células inflamatorias en el humor acuoso (flare o turbidez en la cámara anterior).
La uveítis posterior es una inflamación que afecta principalmente a la coroides, una de las capas vasculares del globo ocular situada entre la retina y la esclerótica. Sin embargo, debido a la estrecha relación anatómica y funcional entre estas estructuras, la inflamación puede extenderse y comprometer también la retina, provocando alteraciones significativas en la visión del animal.
Los signos clínicos pueden variar según la intensidad del proceso inflamatorio, e incluyen desde una disminución progresiva de la visión, fotofobia, y cambios en el comportamiento, hasta signos oftálmicos más específicos como vitritis (inflamación del humor vítreo), hemorragias vítreas o presencia de células inflamatorias en el fondo ocular.
La panuveítis es una inflamación que afecta de manera simultánea a todas las estructuras de la úvea: el iris, el cuerpo ciliar y la coroides. Se considera la forma más grave de uveítis, ya que, además de comprometer profundamente la integridad del globo ocular, conlleva un alto riesgo de pérdida visual permanente si no se diagnostica y trata de forma temprana.
Infecciones virales
Infecciones bacterianas
Infecciones parasitarias
Infecciones fúngicas
Examen físico y anamnesis
El veterinario evaluará los antecedentes médicos y los síntomas visibles.
Pruebas oftalmológicas
Incluyen oftalmoscopia (examen de la retina), tonometría y examen con lámpara de hendidura.
Pruebas complementarias
Se pueden requerir análisis de sangre, pruebas inmunológicas y estudios por imagen.
Antiinflamatorios
Los corticosteroides y AINEs ayudan a reducir la inflamación.
Midriáticos
Medicamentos como la atropina, tropicamida o ciclopentolato se usan para aliviar el dolor y prevenir adherencias en el ojo.
Terapia antimicrobiana
Si hay infección, se recetan antibióticos, antifúngicos o antiparasitarios según corresponda.
Inmunosupresores:
En enfermedades autoinmunes, pueden ser necesarios medicamentos inmunosupresores (ciclosporina, micofenolato de mofetilo, azatioprina).
Glaucoma secundario
Aumento de la presión intraocular que puede causar ceguera.
Cataratas
Opacidad del cristalino debido a la inflamación prolongada.
Desprendimiento de retina
Puede llevar a la pérdida total de la visión.
Control de enfermedades infecciosas
Vacunación y desparasitación regular.
Prevención de traumatismos oculares
Evitar situaciones de riesgo y proteger el entorno de la mascota.
Revisión veterinaria regular
Detectar signos tempranos ayuda a un tratamiento eficaz.
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